FUENTE / MAXIMILIANO VERDUGO
Por Matías Zurita Cabezas
Desde las aulas hasta los encordados, la historia de Maximiliano Verdugo, también conocido como Mark Lenox, es la prueba viviente de que la pasión y la perseverancia pueden coexistir, incluso cuando los caminos parecen opuestos. Mientras estudia Periodismo en la PUCV, este joven recorre el circuito independiente de lucha libre nacional, enfrentando rivales en sus días libres y evaluaciones durante la semana. El interés de Maximiliano por este espectáculo deportivo comenzó casi por accidente. En el colegio, sus compañeros lo animaron a ver WWE, y tras resistirse, un resumen del evento Hell in a Cell 2011 bastó para engancharlo. Desde entonces, su vida se ha dividido entre cuadernos, entrenamientos, redes sociales y shows en vivo.
Su doble vida
Esa dualidad se ha vuelto rutina. El jueves por la tarde viaja desde Curauma hasta Quilpué para entrenar, mientras los domingos por la mañana los dedica a pulir su técnica. No pertenece a un gimnasio fijo, pero aprovecha cada instante libre en casa para ejercitarse. La organización de su vida, sin embargo, no es simple. Ha tenido que sacrificar cumpleaños familiares, celebraciones importantes e incluso clases por asistir a seminarios o grabar promociones. “Hace poco con el cumpleaños de mi papá tuve que irme a grabar una publicidad y venirme volando hasta mi casa, menos mal alcance a llegar. En ese sentido es complicado, todo eso de perderse eventos tan importantes”.
La lucha libre le ha dado tanto como le ha exigido. En una etapa temprana de su carrera, enfrentó burlas y una fama poco favorable. Pensó en retirarse. Años después, una lesión en el hombro lo dejó fuera del ring por un mes. Durante ese periodo, ayudó en la producción, tomó fotografías, grabó combates, pero extrañaba estar en acción. A pesar de esas pausas forzadas, decidió seguir adelante. “Gracias a los consejos de amigos, creo que fue buena decisión, porque hasta ahora me ha ido bastante bien”, afirma.
Desde el otro lado de su vida, la universidad no ha sido un simple complemento. Ha encontrado en el periodismo herramientas claves para potenciar su personaje, mejorar su presencia en redes y aprender sobre edición de contenido. A su vez, su experiencia como luchador le ha permitido aplicar conocimientos prácticos en clases, especialmente al escribir columnas sobre el circuito nacional.

FUENTE / MAXIMILIANO VERDUGO
El presente de la lucha libre nacional
Hoy, Mark Lenox se presenta como una de las caras visibles de Fénix Lucha Libre, una de las pocas promociones activas en la región de Valparaíso. Según él, la escena local atraviesa una etapa inestable, con solo dos o tres agrupaciones funcionando con regularidad. “Fénix tiene muy buena visibilidad y forma de trabajo. En ese sentido está bien, pero el resto de luchadores que no participan en esta promoción tienen que no tomarse esto a la ligera o como algo poco serio”, admite. Sin embargo, destaca el talento emergente y el compromiso de nuevas figuras como Mr. George, Paul de Oro, entre otros.
En cuanto al panorama nacional, considera que ha habido avances significativos, pero también muchas deudas pendientes. Le cuesta entender por qué los medios de comunicación solo han comenzado a prestar atención a la lucha libre chilena luego del éxito de Stephanie Vaquer en WWE. “Cuando ella no estaba, nadie pescaba. Y eso que hemos tenido eventos con más de mil personas, shows en lugares como La Cúpula. La lucha libre chilena ha crecido, pero aún falta visibilidad”, señala.
A sus 21 años, Maximiliano Verdugo transita con convicción entre pruebas universitarias y topes voladores, trabajos académicos y llaves en el ring. Su camino refleja el esfuerzo de quienes apuestan por sus pasiones sin descuidar su futuro profesional. No es fácil sostener esa dualidad, pero él lo ha convertido en su sello. Ni el wrestling ni el periodismo son caminos que quiera dejar atrás: ambos lo definen, y en ambos quiere seguir creciendo.