FUENTE / KINDEL MEDIA
Por: Catalina Gatica, Dévora Peñaloza, Laura Sepúlveda y Sebastián Vera.
Un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes menciona que los
chilenos son más propensos a lesionarse al practicar deportes. Este hallazgo invita a
adentrarnos en las causas y matices detrás de la alta incidencia de lesiones en el deporte,
donde intervienen tanto factores físicos como emocionales.
Laura Gereduz, kinesióloga especializada en Trastornos musculoesqueléticos y estudiante
de doctorado en Ciencias e Ingeniería de la Salud, refuerza este dato: “Una lesión no se
debe solo a hacer algo mal. Muchas veces es una combinación de factores: fatiga física,
fatiga mental, falta de técnica, o también una mala gestión de la carga de entrenamiento.”
En ese sentido, la fatiga va más allá de acumularse en los músculos, sino que va en
conjunto con lo psicológico. Laura explica que el cuerpo puede estar en condiciones físicas
óptimas pero mentalmente no están preparados y los riesgos aumentan, esto ocurre
especialmente en deportistas de alto rendimiento.
“El componente emocional puede hacer que no te sientas preparado para el siguiente
esfuerzo, aunque físicamente estés recuperado. Y eso aumenta el riesgo de lesión”, declara
la experta.

Froilán Planchet, atleta y estudiante de la Pontificia Universidad Católica de
Valparaíso, lo vivió en carne propia. Una lesión en la rodilla lo sacó de manera repentina
de la pista y lo llevó a una experiencia emocional inesperada. “Fue súper cuático. Nunca
había tenido algún tipo de ataque de pánico, y en ese momento sentí que todo se
derrumbaba. Pensé que todo lo que me había esforzado ya no valía nada”, menciona.
A pesar del golpe anímico, el proceso de recuperación se transformó en una etapa de
aprendizaje personal. Froilán relata que, con el tiempo y el apoyo profesional adecuado,
pudo reflexionar sobre su forma de entrenar, su relación con el cuerpo y el deporte.
“Me di cuenta de que la lesión me ayudó más de lo que me arruinó. Ahora soy más serio
con respecto a mi cuidado propio. Presto atención a los detalles, entreno con conciencia y
ya no me dejo llevar por la presión de ir más allá de lo que mi cuerpo me permite”, cuenta.
Laura Gereduz subraya la importancia de ese cambio de mentalidad: “Cuando una
deportista está bien acompañada por un staff médico atento al bienestar corporal, la
recuperación física se da dentro de la normalidad”. Pero advierte que no todo se resuelve
con fisioterapia. “Si no te sientes emocionalmente lista, aumentan las probabilidades de que
ocurra una lesión”, agrega.
Froilán lo confirma desde lo que vivió. “Yo creo que sin los profesionales que estuvieron
cerca mío en ese momento no hubiera sido nada lo que soy ahora con esa lesión”.
Reconoce que el apoyo recibido fue crucial: “Me atendí con gente muy dedicada a lo suyo y
me salvaron completamente”, declara el atleta.
Para Gereduz, este tipo de experiencia revela la conexión profunda entre cuerpo y
mente: “Imaginemoslo como una fractura mental, que necesita su propio tipo de atención y
rehabilitación. Si tu mente está muy cansada, puedes lesionarte más fácilmente, aunque
físicamente estés bien”. Esa es, tal vez, la lección más valiosa: escucharse, frenar a tiempo
y dar espacio a la recuperación completa, no solo muscular, sino también emocional.
Así, detrás de cada caída, puede nacer una versión más consciente, atenta y fuerte.
Porque en el deporte superarse no siempre es correr más rápido, sino saber cuándo parar,
sanar y volver con otra mirada.
Para conocer más sobre la historia del atleta universitario Froilán Planchet, escucha el
capítulo dedicado a su trayectoria en “Desde la Quinta”.