El ejercicio como aliado de la concentración y el aprendizaje

Imagen creada con IA

Por Vicente Díaz

Incorporar actividad física a la rutina diaria no solo mejora la salud física: también impulsa el rendimiento académico. Estudios recientes demuestran que el movimiento favorece funciones cognitivas clave, como la atención, la memoria y la toma de decisiones, esenciales para un aprendizaje efectivo.

¿Cómo beneficia el ejercicio al cerebro?

Mover el cuerpo activa procesos biológicos que repercuten directamente en el rendimiento mental. Entre los principales beneficios, se encuentran:

  • Mejora del flujo sanguíneo cerebral: Incrementa el suministro de oxígeno y nutrientes esenciales para la actividad neuronal.

  • Aumento de neurotransmisores clave: La práctica regular de ejercicio eleva los niveles de serotonina, dopamina y noradrenalina, moléculas fundamentales para la concentración, la motivación y el estado de ánimo.

  • Reducción del estrés y la ansiedad: Al disminuir estos factores, el cerebro puede enfocarse de manera más eficiente en las tareas de aprendizaje.

Imagen creada con IA

¿Qué tipo de ejercicios son más recomendables?

Aunque cualquier forma de movimiento es beneficiosa, algunas actividades son especialmente efectivas para potenciar la concentración:

  • Cardio moderado: Caminar a paso rápido, trotar suave o andar en bicicleta por 30 minutos mejora la oxigenación cerebral.

  • Ejercicios de coordinación: Deportes como el tenis o el básquetbol requieren atención constante, fortaleciendo habilidades cognitivas.

  • Técnicas mente-cuerpo: Prácticas como el yoga o el tai chi combinan movimiento físico con ejercicios de respiración y atención plena.

Imagen de Lumiere Zen Garden, Centro de Yoga

¿Cuánto ejercicio es suficiente?

La Organización Mundial de la Salud recomienda:

  • 150 minutos semanales de actividad física moderada (por ejemplo, 30 minutos durante cinco días).

  • O bien, 75 minutos semanales de actividad vigorosa.

Para estudiantes en época de alta carga académica, incluir pausas activas de 5 a 10 minutos entre sesiones de estudio también genera beneficios concretos.

Consejos prácticos para integrar el ejercicio al estudio

  • Antes de una sesión de estudio larga, realiza una caminata breve para activar tu mente.

  • Durante el estudio, toma breves pausas para estirar o hacer ejercicios de respiración.

  • Después de estudiar, realiza una actividad física ligera para consolidar lo aprendido.

Estos hábitos no solo favorecen la concentración inmediata, sino que también ayudan a mantener la motivación y el bienestar a largo plazo.

Una inversión para el futuro académico y personal

Incorporar movimiento en la rutina diaria es una estrategia simple pero poderosa. No requiere grandes cambios ni esfuerzos extraordinarios: bastan pequeños hábitos, como caminar entre clases, practicar algún deporte recreativo o dedicar unos minutos a estiramientos conscientes. A largo plazo, esta práctica no solo mejora la calidad del aprendizaje, sino que también fortalece la salud mental y física. Mantenerse activo reduce los niveles de estrés, favorece el bienestar emocional y previene enfermedades asociadas al sedentarismo, factores que resultan fundamentales para un desarrollo integral durante la vida universitaria y, posteriormente, en el desempeño profesional.

En la PUCV promovemos una formación integral que incluye el cuidado de la mente y el cuerpo. ¡Activa tu aprendizaje a través del movimiento!

Un comentario sobre “El ejercicio como aliado de la concentración y el aprendizaje

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *